Última clase de religión. ¡Qué pena!
Echaré de menos las interesantes presentaciones, donde aprendíamos mucho sobre temas que nos preocupaban y en los que teníamos muchas dudas.
Echaré de menos las relajantes meditaciones, que nos desestresaban y nos tranquilizaban mucho antes de un duro día.
Echaré de menos los debates que realizábamos, donde cada uno aportaba una nueva perspectiva sobre un tema.
Por ello, para acabar con buen pie, hicimos una última meditación, en la que revivimos todos los buenos recuerdos que tenemos de este año, y pensamos en todas las experiencias.
En primer lugar, como siempre, nos centramos en nuestra respiración, y nos hicimos conscientes de nuestro cuerpo. Luego, comenzamos a pensar sobre nuestros recuerdos, todo lo que hemos vivido a lo largo de este curso. También podíamos sacar el móvil, para ver fotos, y así recordar mejor. Sin embargo, yo no saqué el móvil.
Fue una meditación muy bonita y especial, porque pudo recordar todos lo buenos momentos que he vivido con mis compañeros, con mis amigos y con mi familia.